Fotografía de Francisco Sardón como fondo de pantalla de un móvil y a la derecha, el texto: Artículo de Francisco Sardón "Convivencia" con motivo de la Semana Europea de la Movilidad, y abajo el logo de IMPULSA IGUALDAD Castilla y León.

Convivencia

El presidente de IMPULSA IGUALDAD Castilla y León, Francisco J. Sardón Peláez, reflexiona, con motivo de la Semana Europea de la Movilidad que se celebra del 16 al 22 de septiembre bajo el lema ‘Movilidad para todas las personas’, sobre los retos de compartir espacios entre peatones y nuevas formas de desplazarse como los vehículos de movilidad personal

Convivencia, una palabra y su significado: convivir con otros, compartir espacios y, en algunos diccionarios, se añade que esto supone un gran desafío porque la gran riqueza de una sociedad es ser diferentes. Convivencia, pues, si no lo es (que me temo que no), debería ser a partir de ahora el gran mantra sagrado de nuestra sociedad: convivencia, convivir.

En la Semana Europea de la Movilidad convivir, compartir espacios, que es el gran reto, ha de suponer el núcleo central de las acciones y de las reflexiones que se llevarán a cabo. La aparición, fulgurante, de vehículos de movilidad personal como los patinetes eléctricos o vehículos cómo las handbikes eléctricas, que utilizan algunas personas con discapacidad o movilidad reducida, nos está llevando a la necesidad de compartir espacios como los carriles-bici, antes pensados, exclusivamente, para las personas que se desplazaban en bicicletas y aquí surgen las primeras consideraciones sobre la convivencia.  

La primera es que hay que compartir espacios con estos nuevos vehículos eléctricos, no contaminantes, de movilidad personal que alcanzan una velocidad, si se quiere, suficiente para no entorpecer la velocidad normal que alcanza una persona que se desplaza en bicicleta y digo normal porque ahora muchas bicicletas, en su modalidad híbrida o eléctricas, son capaces de alcanzar velocidades por encima de los 30 kilómetros por hora. Si se está dispuesto a llegar a esta velocidad, ha de tenerse en cuenta que esto supone un serio peligro para los peatones, ya que muchos de los carriles-bici están situados en las mismas plataformas que las aceras donde las personas ven pasar, en muchas ocasiones, muy cerca de ellos a vehículos que se desplazan a una velocidad amenazante.

Segunda consideración. Las bicicletas, de todo tipo, y los vehículos de movilidad personal que se vayan a desplazar por un carril-bici no deberían superar los 20 kilómetros por hora para garantizar la seguridad de todos y mantener una convivencia armónica con el peatón. Soy consciente de que a algunos les puede suponer una velocidad muy inferior a la que sus bicicletas propulsadas pueden alcanzar, pero, si tienen la intención de desplazarse a una velocidad superior, deberían circular por la carretera y compartir espacio con los coches, cuyos conductores también tienen que aprender a tolerar la convivencia con este tipo de bicicletas.

Hay que tener en cuenta que haber aumentado los kilómetros de carril-bici, en muchos casos, ha ido en detrimento del ancho de las aceras y que en muchos espacios no se llega a distinguir del todo bien la acera del carril-bici debido a que no hay diferencia de desnivel y la pintura que diferencia un espacio de otro se desgasta y, también, que muchos peatones son niños o personas de avanzada edad con problemas de movilidad que, sin ánimo de molestar, pueden invadir, sin darse cuenta, el carril-bici, pero que, a una velocidad moderada, se puede impedir o aminorar el impacto, pero a una velocidad excesiva, la colisión va a ser inevitable y traumática.

Convivir, ser conscientes que los espacios que antes eran casi de uso exclusivo: carreteras o carriles-bici, ahora, debido a la aparición de nuevos vehículos de movilidad personal, se pueden y se deben compartir teniendo en cuenta, sobre todo, que todos los vehículos van conducidos por personas y que, de nuestro grado de tolerancia, puede depender su seguridad.

Una última consideración. La movilidad más segura, más sana y limpia es andar. Tenemos que volver a convertir las aceras y las calles en lugares seguros y atractivos para este tipo de movilidad, también. Convivencia, convivir, nuestro eslogan.