Francisco Sardón en las oficinas de IMPULSA IGUALDAD Castilla y León.

Por una vivienda digna, accesible, asequible e inclusiva

3 de diciembre: Día Internacional y Europeo de las Personas con Discapacidad. Artículo de Francisco Sardón, presidente de IMPULSA IGUALDAD Castilla y León

Lo que debería ser una obviedad, lo que debería ser una alusión al pasado a la que acuden los meritorios estudiosos de lo pretérito, sigue siendo un asunto no resuelto y de plena actualidad: hay miles y miles de personas en nuestro país que viven bajo el umbral de la pobreza, que viene a ser lo mismo que vivir desprotegido de un mínimo de dignidad. También hay miles y miles de personas que, no llegando a vivir bajo el umbral de la pobreza, técnicamente hablando, no pueden, por ejemplo, acceder a una vivienda digna y eso les sitúa, también, y muy a su pesar, en la consideración de desprotegidos de dignidad.

Esta circunstancia la venimos sufriendo las personas con discapacidad desde hace muchos años, mucho tiempo antes de que la inflación y la falta de vivienda pusiera casi imposible acceder a una vivienda a muchos españoles en la actualidad. Desde hace muchos años, demasiados, las personas con discapacidad hemos tenido serias dificultades para acceder a una vivienda por la insuficiente oferta de vivienda accesible y, por lo que sufrimos la mayoría de los españoles, los precios prohibitivos y especulativos que tiene la vivienda.

En el caso de las personas con discapacidad, además, hay otras consideraciones que nos han situado, en muchos momentos de nuestras vidas y en muchos casos aún en la actualidad, como desprotegidos de dignidad, como, por ejemplo, que no se construyan viviendas con criterios inclusivos ni atendiendo al derecho, que se supone que tenemos todos, de poder elegir: un ejemplo, es que cuando en un edificio hay pisos que se han construido atendiendo a ciertos estándares de accesibilidad, estos suelen ser los bajos y si quieres vivir en un quinto piso, por eso de las vistas o en el ático, por eso de la terraza, pues no lo vas a tener tan fácil con el asunto de la accesibilidad. El principio de igualdad de oportunidades se desbarata en este caso. También es muy difícil que ten den una información fiable de la oferta que hay de pisos o casas accesibles las inmobiliarias ni las propias administraciones públicas y, ya no estoy hablando del precio, sino de información, y esto vuelve a limitar nuestras opciones de acceder a una vivienda.

Hablar de que se apliquen criterios de accesibilidad universal en la vivienda es una quimera en la actualidad, a pesar de que los avances tecnológicos han democratizado mucho los precios, pero falta consideración y la rigurosa aplicación de la Ley, en este caso. Tampoco ayuda la dispersión de normativa que varía en función de las comunidades autónomas, como si la aspiración de acceder a una vivienda fuera distinta en función del lugar dónde residas.

Acceder a una vivienda accesible, asequible e inclusiva es nuestra reivindicación este año y si es una reivindicación es porque miles y miles de personas con discapacidad no están pudiendo acceder a este tipo viviendas y no están pudiendo desarrollarse con plenitud como personas, en este caso, por este motivo.

No quiero dejar pasar la oportunidad de aludir a la necesidad, imperiosa, de afrontar, definitivamente, la reforma de la Ley de Propiedad Horizontal, una ley que, a pesar de sus pasadas reformas, deja que ciertas actuaciones en materia de accesibilidad, como la colocación de ascensores, queden supeditadas a las arbitrarias decisiones de los propietarios, condenando, principalmente, a muchas personas mayores que tienen movilidad reducida, derivada de la edad, a no poder salir de sus viviendas. Se trata de lo más parecido a una condena por el mero hecho natural de ir cumpliendo años. Una circunstancia cruel e impropia de una sociedad que se dice avanzada y solidaria.